jueves, 10 de marzo de 2011

Lamentablemente la alimentación es el tema que menos preocupa a las entidades hoy en día. Los tiempos de ingestión de la comida, y bebida, (desayuno, comida, cena) siguen siendo un núcleo fuerte de comunicación, cierre de operaciones y conflictos, en todos los ámbitos (familiar, laboral, social general). Es por esto que se olvida muchas veces la implicación de una mala alimentación por no prestar atención, por entretenimiento del momento resolviendo otras cuestiones. Es por ello que el mundo de la restauración, las empresas alimentarias, deberían cuidar de todo ello, para que los demás se despreocupen. Además, somos lo que comemos, pero no debemos seguir preocupándonos si el producto que compramos nos perjudica porque el fabricante de turno decidió cambiar un aceite virgen a otro refinado por incrementar las ganancias de su empresa. Eso es otra forma de genocidio...